TANGO DE LAS CASAS ABANDONADAS
(poema)
“Los niños que reían están
muertos,
la casa fue una vez hermosa, nueva
jugamos en este jardín verdecido”.
José Malagón
Casas amuradas por el tiempo
- Como en un viejo tango de
Contursi -
Pobladas por muertos
(Despobladas por vivos de
otros días)
Por multitud de nadas.
Añosas casas donde
Una hojarasca de ayeres tapiza los recovecos del afecto,
Un león de cemento ruge su
silencio en lo que fue el jardín,
Las mortales modas barren
los mortales recuerdos
El pino que amábamos
Viejo amigo que no estás
(Es decir, no estás fuera
de mi nostalgia donde tu vida buscó refugio)
El viejo pino - te decía -
ha sido derribado,
Los siglos se han apilado
contra el desvencijado portón
Que ni siquiera es aquel
viejo portón que vimos,
(No caben dudas: tempus edax rerum)
Y duele ver,
Cómo los feroces años se
han puesto a regar las malezas
Que ya sobrepasan las
azoteas.
El cielo sepia sobre esas casas
Se ha constelado de moho,
De manchas de humedad,
De líquenes... de musgo...
En sus interiores habrá
quedado algún espejo
Que le preguntará al olvido:
Por qué los rostros de
entonces no se asoman a su marco.
Puede haber también un retrato
del silencio,
Una olla viuda,
El fantasma de la
madreselva del patio,
Una amarillenta carta no
enviada
(Sin destinatario ni
remitente, porque ni el uno ni el otro existen).
Una deshabitada botella de
guindado casero,
El sabor a chocolate y
menta de rodillas peladas,
Una voz de ceniza que
entona viejas coplas inmigrantes,
El esqueleto de lo que fue
el lavatorio,
Una fiambrera melancólica,
Una radio - capilla que
transmite la muerte,
Una herrumbrada lata de
aceite de oliva Titarelli,
Unos zapatos patéticos que
gastaron los carnavales de 8-bailes-8,
Un distraído retrato de Corsini que duerme en la pared del olvido,
El maniquí de la muchacha
graduada en “corte y confección”,
Un cajoncito verde con
papeles importantes
Que ya no importan a nadie,
Y puede haber
Un ejemplar de “El Alma que
Canta” muerto por última vez.
En la sala, alguien debe
estar velando las cosas inútiles,
Hoy que la casa
Es el espejismo de un
puerto para las almas náufragas.
También yo,
¡Si me viera, estoy tan
viejo!
Estoy transformándome
En una de esas vetustas
casas abandonadas.
Por ahora
- Como un anticipo -
Me puebla el polvo de mi
muerta juventud.
Letra : Roberto Selles (2009)
(colaboración
enviada por el amigo Luciano Londoño López , desde Colombia. 01-2010)