CHAU TIEMPO DE SUEÑOS Y CHIROLAS

(poema)

 

 

¿Te acordás?

Eran tiempos de sueños y chirolas,

Del compartir el faso

Campaneando la luna desde un banco de plaza.

De la tasuer virola

Comvoy y mishiadura,

Y el irse al apoliyo con un mate lavado

Y un cacho de marroco.

 

Del chamuyo cordial, amanecido

El cuore saltimbanqui

Y el amor... porque sí.

Eran tiempos mistongos

Y el berretín artista

Rascando por los barrios

Con el “filodramático”:

“Los hijos de la raza”,

“Sábados, función y baile”

Y el rosal de las ruinas nos tiraba unos mangos

Que rajaban volando en el fondín de Pipo.

 

Entonces había noches de manos en el hombro

Y brazos en el talle,

Y en el bondi diquero de nuestros caminantes,

Rejuntábamos yecas

Yirando a la marchanta.

 

Qué lindo era el regreso

Del picadero a casa,

Desafinando a dúo el motivo de un tango

Que pudo ser... cualquiera.

La última parada en Chile y Entre Ríos

Para tomar un doble en el bar de Manolo.

La mesita del fondo, pegada a la vidriera

Era el rincón pipiolo para nuestro deschave.

Hablábamos de cosas... de teatro casi siempre

Y la ilusión hermana de llegar a ser alguien,

Nos encendía el choque de nuevas esperanzas.

 

Viendo crecer el alba

Pasábamos las horas palpitando futuros,

Hasta que el mozo, estufo de tanto cotorreo,

Levantando las mesas

Nos insinuaba el raje... diplomáticamente.

 

Pienso que fuiste mía, como nunca de nadie,

Como también fue tuyo mi corazón purrete,

Nunca un rechifle fule,

Jamás una mancada,

Cinchábamos parejos como tungos de chata

Repechando la mala sin batir una queja.

¡Gomías!, ja, senza grupo,

Más que eso: ¡Fratelos!

Si alguno de nosotros, pegando una espantada

Se metía en un bache,

El otro lo cuartiaba dando su propia sangre

Hasta desencajarlo.

 

Pero un giorno...

Ese turro que se llama Destino,

Jotrabando de prepo en tu suerte y la mía,

Nos dividió de un saque.

Y una noche cualunque, en la esquina de siempre

Vichándonos de reojo como dos malandrines

Nos batimos el justo, sin hacer espamento.

Nos pareció tan fácil pisotear aquel faso

Que un día en nuestras bocas tuvo gusto a cariño.

Ni una nube en tus ojos,

Ni una pena en los míos,

Sólo una pausa breve, para decirle: “Addío

A todo lo pasado.

 

Chau, tiempo cadenero de bolsillos hambrientos,

Chau sueños que parimos amontonando puchos en la mesa de un feca,

Chau bulín altillero donde en tardes de atorro

Me pedías temblando el milagro de un pibe que yo no quise darte.

Chau, fe titiritera, pianito de juguete donde dos marionetas

Supieron de la magia de volar a una estrella.

A vos te rapiñaban los consejos bastardos

De aquella “muestragambas” que la iba de vedette

Y a mí la ranfañosa vanidad chaplinesca de creerme Stanislavki.

Con las manos vacías, volvimos del recuerdo

Su guita no faltaba por tanto amor vivido,

Te lo afanó la noche...

 

¿Te acordás?

Eran tiempos de sueños y chirolas,

Del compartir el faso campaneando la luna desde un banco de plaza.

 

Letra : José María Tasca

Música : José Alberto Giaimo y Jorge Sobral  (Edelmiro Sobredo)

 

Grabado en recitado por Jorge Sobral con el acompañamiento de la orquesta de Alberto Giaimo.

 

(del álbum “El hombre de Buenos Aires, 1971)

 

 

(colaboración enviada (grabación) por el amigo Carlos de Flores. 01-2019)

 

 

AtrásMenú Principal