A SOLAS CON UNO MISMO
(poema)
Cuando
hayás perdido la sinceridad,
Cuando
te vuelvas convencional y claudiques hasta de tus sinceras convicciones,
Cuando
te elaborés los argumentos para justificar tus
miserias
Y además, las justifiques...
Cuando
sacrifiqués la amistad por el poder,
Cuando
festejés el humor de los mediocres,
Cuando
te acostumbrés a juzgar a los demás por la calidad de
la ropa que usan...
Cuando
mirés de reojo la mujer del amigo que te brinda la
mesa, el techo y hasta el lecho,
Cuando
te sientas respetuoso de la Ley nada más porque pagás
tus impuestos al día,
Cuando
te inclinés por lo que te conviene y no por lo que
realmente piensas,
Cuando
después de tres días consecutivos adviertas que ni una sola vez levantaste los
ojos al cielo.
Cuando
digás con la voz impostada de aforista
Que
deben existir los pobres y los ricos, los triunfadores y los fracasados,
Los
dirigentes y los dirigidos,
Y agregués con la misma presuntuosidad, que los pueblos
tienen los gobiernos que se merecen.
Cuando
te refieras a la gente y no te sientas incluido en ellas,
Cuando
pronunciés por primera vez la palabra “negro” con
asco,
Cuando
te sientas ufano y orgulloso de ser blanco,
Cuando
llegués a Gerente y además te sientas Gerente,
Cuando
dejés tus tarjetas en los velorios para que nadie
dude de tu puntualidad,
Cuando
tus más queridos sueños literarios...
Cuando
la fresca espontaneidad de tu primer soneto
Desemboquen
en la prosa gris y árida de algún memorándum ejecutivo,
Cuando
asistas sin inmutarte a un desalojo,
Cuando
proclamés ante tus hijos tu brillante carrera de
triunfador,
Cuando
dejés de concurrir a los parques,
Cuando
dejés de mirarle los ojos a las muchachas,
Cuando
ya no te quede la posibilidad de un asombro, ni un resto de candor ni una
lágrima para una pena,
Ni el
estremecimiento de un abrazo de hermano,
Ni el
valor para jugarte en un gesto,
Cuando
pierdas la facultad de arrepentirte,
Cuando
seas incapaz de perdonar,
Cuando
te sientas vacío para querer,
Entonces...
de qué te servirá el poder,
De qué
el dinero... de qué los amoríos fáciles,
De qué
las frases huecas... de qué tu vida...
Porque
entonces, con sólo mirarte al espejo
Comprobarás
que te has convertido,
Que te
has transformado,
En lo
que se dice comúnmente…
¡¡ Una
mierda !!
Letra :
Osvaldo Ardizzone
Música :
---
Grabado en recitado por Emilio Lensky.
Acompaña Carlos Quilici, su bandoneón y su tango “Alunada”.
(letra obtenida de la grabación)
(colaboración
enviada (grabación) por el
amigo Gerardo Quilici. 06-2023)