AGÜELITA, ¿QUÉ HORAS SON?

 

 

 

La querida viejecita, se pasaba todo el día

Pensativa, silenciosa, recostada en un sillón,

Blanco el rostro, los cabellos y el bastón que la vestía

Semejaba una escultura, puesta en la melancolía

De un rincón del comedor.

 

Sus tres nietos, tres risueños, tres alegres angelitos

Angelitos con la cara más espléndida que el sol,

Sólo ellos la llenaban de placeres infinitos

Cuando del sillón en torno, la alegraban con sus gritos:

Agüelita... ¿Qué horas son?

 

Todas, todas las mañanas al regreso de la escuela

Cuando el toque acompasado se escuchaba del reloj,

Los hermanos nietecillos con sus pasos de gacelas

Se acercaban y de pronto le gritaban a la abuela:

Agüelita... ¿Qué horas son?

 

A la tarde y a la noche, siempre el mismo movimiento

Siempre el mismo ruido hacían, de la abuela en derredor,

Y la buena viejecita no escondía su contento

Cada vez que los tres niños repetían el acento:

Agüelita... ¿Qué horas son?

 

Hoy he visto a los tres niños, que con luto en el vestido

Se entregaban a sus juegos en el mismo comedor,

Y jugaron como siempre aquel juego repetido

Y cantaron como antes, pero no escuchó mi oído:

Agüelita... ¿Qué horas son?

 

El más grande, el más triste, se apartó de sus hermanos

Y se fue hacia el rinconcito del oscuro comedor,

Y al mirarlo tan vacío, tan igual a los arcanos

Al reloj alzó los ojos y juntando las dos manos

Sollozó junto al sillón.

 

Letra : Cayetano Oreste

Música : Roberto Díaz  (Roberto Pablo Carvalho)

 

Grabado por la orquesta de Francisco Rotundo con la voz de Floreal Ruiz. (sello Odeón N° 30.653).

 

                       

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