ACUARELITA DE ARRABAL
Era un viejo zapatero
Que vivía en un portal,
Y era una rubia vecinita
Muy bonita y muy coqueta
Que pasaba sin mirar.
La rubia, por las mañanas
Iba caminando a su taller,
Y frente al cuchitril
Del viejo remendón,
Era como un primer
Rayo de sol.
El pobre viejo, tras la vidriera,
Viviendo alguna lejana ilusión,
Soñaba, al verla pasar por la acera
Quién sabe qué loca quimera de amor.
La rubia un día entró a la bohardilla
Y el pobrecito tembló de emoción,
Cuando, a pretexto de atarle una hebilla
La pierna torneada su mano palpó.
Y con sorpresa tenía
Frente a su chiribitil,
La gente llena de emoción
Se detenía
Para escuchar
La melodía de un violín.
Era que aquel zapatero
Con religiosa devoción,
Su triste soledad
Lloraba al tierno son
De una familiar
Canción sentimental.
Desde esa tarde su canto parece,
Con su incansable motivo chillón,
La monocorde sonata de un grillo
En el pentagrama de aquel callejón.
Y, según dicen, pensando en la rubia
El pobre viejo, detrás del portal,
Como una pierna temblando acaricia
La caja del tosco violín fraternal.
Letra : José González Castillo
Música : Cátulo Castillo (Ovidio Cátulo
González Castillo)
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