A LA LUZ DEL CANDIL    (II)

 

 

 

 

Me da su permiso, señor Comisario...

Disculpe si vengo tan mal entrazao,

Yo soy forastero y he cáido al Rosario

Trayendo a los tientos un güen entripao.

Acaso usté piense que soy un matrero

Soy gaucho honrado a carta cabal,

No soy un borracho, ni soy pendenciero...

¡Ni sé, Comisario, si soy criminal…!

 

¡Arrésteme Sargento!

Y póngame cadenas,

Si soy un delincuente

Que me perdone Dios.

 

Yo soy un criollo güeno

Me llamo Alberto Arenas,

¡Señor!, Me pisotearon

Sin compasión los dos.

Mientras yo fui a otro pago

Un tordo traicionero,

Se me ganó en el nido

¡Qué importa lo demás...!

En prueba de la infamia

Salí del entrevero,

Con un amigo menos

Y una traidora más...

 

¡Aprete, Sargento, que no me retobo...!

Yo quiero que sepan la verdá de a mil,

La noche era oscura, como boca ´e lobo

Testigo solito, la luz del candil...

Total... cuasi nada. Un poncho en las sombras

Que apaga en la noche una maldición,

Y allí, Comisario, si usté no se asombra

¡Yo encontré dos vainas para mi facón...!

 

Letra : Julio P. Navarrine  (Julio Plácido Navarrine)

Música : Carlos V. G. Flores  (Alejandro Carlos Vicente Geroni Flores)

 

 

(Letra con algunas diferencias con la más conocida (I) que fuera cantada por varios intérpretes)

 

 

AtrásMenú Principal