AQUELLA NOCHE   (II)

 

 

 

Fue una nochecita, te acordás mi vida,
Cuando te invité a bailar lejos de tu mesa,
Con una sonrisa viniste a mi encuentro
Y nació de ese modo, la unión sin sorpresa.
Dimos unos pasos sin hablar siquiera,
Al tomar mi hombro, tu mano temblaba,
Te acerqué a mi cuerpo y te di el alma entera
Yo estaba seguro por dónde caminaba.

 

Mi brazo sintiendo tu talle liviano,
Tus ojos mirando con ansias de amar,
La Luna brillando sin pausa en tu pelo
Y yo, emocionado, no sabía qué hablar.
Seguimos bailando los dos en la pista
Al giro incesante del ritmo del vals,
Tu carita lavada, juntito a la mía
Los dos corazones latiendo a la par.

 

Después, todo fue sublime, inolvidable
Nuestro destino llegó próximo al infinito,
Más de cincuenta años andando juntitos
Con una vida humilde, casi envidiable.
Continuaron los años, sin prisa y sin pausa,
Nuestro enorme cariño no tuvo tropiezos,
Tal vez los hijos, la vida, fueron la causa
De seguir siempre unidos para llegar a viejos.

 

Letra : Jorge Honesto Frías

Música : Aldo Adolfo Cánova

 

 

AtrásMenú Principal